ANTONIO JIMENEZ LARA

            Nace Antonio en Facinas, el treinta de marzo de mil novecientos cuarenta y cinco, hijo de Daniel y Rosario. Junto con sus hermanos Francisca y Cristóbal formaron una familia clásica de trabajadores de mediados del siglo pasado en el pueblo.

            Desde muy chico ayuda Antonio a sus padres en la panadería, para más tarde ingresar en la fábrica de harina y de pan primero de Rosano y más tarde de  Juan Mangas.

            En este trabajo conoció cada una de las faenas y cuando cumplió la edad se sacó el carne de conducir, que pronto lo ampliaría para el manejo de camiones. Fue conductor y repartidor en esta fábrica.

            Pronto demostró Antonio una inteligencia y curiosidad superior al resto de amigos y compañeros, por eso al tiempo de obtener el permiso para conducir camiones, se afanaba por aprender todo lo relacionado con la mecánica.

            Se casó con Luz Manso Silva, de cuyo matrimonio nacen los hijos Mari Luz, Rosario y José Antonio, tres motivos para su felicidad y orgullo que se ha ampliado con cuatros nietos que son los que hoy animan la vida de toda la familia.                                              
             Ya casado, pasó a formar parte de la empresa Hermanos Domínguez dedicada al transporte de leña y carbón. Muchos años permaneció Antonio como conductor de camiones dedicados al transporte de estas materias, pero no era ese su único cometido, ya que también participaba en la carga de los vehículos y más tarde en la reparación, pintado y mantenimiento de los mismos.

            Tras varias décadas aportando todo su empeño por la empresa, con jornadas interminables y esfuerzos penosos, cesó en su cometido contando con más de cincuenta años, una edad difícil para buscar un nuevo  trabajo, pero no para quién había demostrado sus conocimientos sobre la mecánica, su honradez y predisposición para cualquier menester.

            Su participación en la vida del pueblo como un vecino ejemplar le hace merecedor del cariño y respeto de amigos y conocidos.

            Solicitó una plaza de conductor en el Ayuntamiento de Tarifa que consiguió gracias a la puntuación que le daban los años de experiencia y los permisos que poseía.
Pasó a formar parte de la plantilla de Facinas, donde disfrutó de la confianza y respeto tanto de compañeros como de alcaldes,  producto de su disposición para cualquiera labor.

            Inteligente y capacitado para todo tipo de trabajo, que practica ahora como entretenimiento tras conseguir la jubilación.

Un descanso ganado con buen talante y humor, con la tranquilidad de quién ha cumplido con creces todo aquello para lo que se comprometió, y muchas personas hay en el pueblo dispuestas a atestiguar su capacidad profesional y su categoría como padre, vecino y amigo ejemplar.